lunes, 15 de febrero de 2010

La dulce Carola parte 2

Después de la reunión a la que llegó tarde, mi amigo fue corriendo la ventana del pasillo donde se tomaba el cigarro para ver si conseguía poder ver una vez más a la dulce Carola, y de repente….todo se volvió a congelar…Allí estaba ella, paseándose entre la multitud mientras todos se quedaban observándola. Su belleza era tal, que hasta en la obra de enfrente, un obrero que estaba dispuesto a lanzarle uno de esos piropos que se les lanzan a las mujeres hermosas fue silenciado por otro obrero, para que el paso, la belleza y el silencio de ese momento no fueran interrumpidos. Mi amigo volvió a su casa con una sonrisa de oreja a oreja ese día. Como ya sabía del tiempo que disponía, mi amigo decidió trazar un plan con paciencia, pensando todo lo que le debería decir sin asustar a la dulce Carola en el momento de declararse.
Pasaron un par de meses. Mi amigo ya sabía todo lo que tenía que hacer, y un día a la hora de comer se bajo al restaurante donde trabajaba la dulce Carola. Llegó y se sentó en la primera mesa que vio, esperando que lo recibiera ella… y así fue. La dulce Carola se acercaba hacia él, llegó a la altura de su mesa y le preguntó a mi amigo “ ¿Qué desea?”…. Que desea… llevaba años soñando con que Carola pronunciase por sus labios esas palabras “ ¿Qué que deseo? Deseo que seas tu la primera persona que vea al levantarme, que mis días se iluminen con la luz de tu sonrisa, deseo perderme en cualquier rincón del mundo contigo, deseo que me abraces, que seas mi hombro donde llorar en los momentos difíciles, mi inspiración en los momentos más complicados, deseo que seamos dos personas en una sola, te deseo a ti, y sé que tu también lo deseas porque sino el destino sería demasiado cruel conmigo…”.Eso es lo que mi amigo tenía que haberle dicho y lo que se había preparado durante años pero invadido por los nervios y el temor lo único que dijo fue “ Una sopa de ajo, , gracias”. Mi amigo se comió la sopa de ajo como si fuera un condenado a muerte… avergonzado y solo.
Volvió a su casa lamentándose por ello, pero no pasaba nada, al día siguiente volvería. Y así fue, al dia siguiente volvió, se sentó en la misma mesa, llegó la dulce Carola y le volvió a preguntar que deseaba, y esta vez mi amigo respondió “Una sopa de ajo y una dorada a la plancha” y al día siguiente “una sopa de ajo solo” . Y así fueron pasando los días, y los meses y otra vez, los años…. Hasta que un día, la dulce Carola se volvió a ir Acapulco…
Mi amigo entonces pensó en buscar al viejo coyote otra vez. Y llegó, sin saber cómo, al callejón donde este se encontraba, pero allí no quedaba nada, solo unas oficinas del Fondo Monetario Internacional…Entonces recordó algo “¿Sabes cuál es la carretera que va a Acapulco?...”

Se que esta parte es más fea que la enterios, pero es necesaria para el final de la historia, que lo saceré proximamente, aun así espero que os haya gustado

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